En junio de 1967 un grupo de jóvenes de nuestro Pueblo representaron la obra "Genoveba de Bramante", del escritor alemán del siglo XVIII Schmid Cristobal, dirigidos por el también vecino de Valdeobispo Enrique Santos hijo ("Enriquín").

"La historia de la mítica Genoveva de Brabante, tuvo lugar alrededor del año 1256 y se supone que fue hija de un duque de Brabante y casada con Sigfrido de Simmerch. Cuando Sigfrido partió a la guerra, dejó a Genoveva, al cuidado del intendente Golo, que trató de violarla desconociendo que ella estaba embarazada. No logra cumplir sus planes y para vengarse la acusa ante Sigfrido de adulterio cuando iba a dar a luz. La condenan a muerte llevándola al bosque, pero sus verdugos conmovidos por el triste destino de ella y su niño la dejan en dicho bosque, donde vive algunos años. Un día que Sigfrido salió a cazar la ve , pero al principio no la reconoce, luego acepta su inocencia y la lleva a su castillo donde volvió a ocupar la posición que por derecho le pertenecía".

La función que vemos en la fotografía fue representada en un improvisado escenario en las Casas de Marcor. En la imagen podemos ver al niño Santi (hijo de Montse y Santiago) acompañado, de izquierda a derecha, por Amable Prieto (hijo de tía Abelina y tio Moisés), Teresa Prieto en el papel de Genoveba (la de tío Rafael), Marce (Marciano Pañero González), sujetando la pica Ramiro Pañero (de tío Nilo) y cerrando Isidro Domínguez. Presumimos del éxito de la representación porque por esos años la televisión no había encerrado aún a la gente dentro de sus casas y acontecimientos de este tipo eran capaces de movilizar a una buena cantidad de curiosos. Un momento para la historia de nuestro Pueblo que nos ha dejado Amable Prieto.

Podemos estar orgullosos de la capacidad artística de nuestro Pueblo porque según comenta mi madre la representación de obras de teatro era bastante habitual por entonces, unas veces auspiciadas por la Iglesia y otras por vecinos de Valdeobispo como el caso que nos ocupa. Se ensayaban los papeles durante meses cuando todos los participantes podían acudir, normalmente por la tarde o la noche, en algún sitio a tal efecto dispuesto hasta que todos los actores tenían perfectamente aprendido su personaje. Los ensayos solían llevarse a cabo en las Escuelas (ahora el Ayuntamiento) cuando era la Iglesia quien patrocinaba y en casas particulares en los demás casos. Una vez que la obra estaba lista para su debut se elegía un sitio en el cual tuviese cabida el público que iba a acudir a la función, en la mayoría de los casos el Salón de tío Laurentino, y el día elegido para la puesta en escena se montaba el escenario con sábanas, decorados y todo lo necesario. Se hacía un ensayo previo por la tarde, al que solían acudir familiares y amigos de los actores, para dar el toque final antes de la gran función nocturna. A la hora convenida todos los interesados en ver la representación acudían con una silla de su casa, pagaban la entrada estipulada y asistían a la misma. El dinero recaudado se repartía, tras pagar los correspondientes gastos, entre los actores participantes y el director como salario a los meses de preparación. En el caso de las obras patrocinadas por la Iglesia el montante de lo recaudado quedaba como donativo para la misma y los actores eran recompensados con alguna tarde de chocolate con churros en casa de alguna feligresa (dice mi madre que casa de Sofía solía ser un lugar habitual) o alguna excursión a algún sitio famoso no demasiado lejano (recuerda una a las Cuevas del Águila, en Ávila).