Tras hacerse la fotografía anterior, Goya, la que aparece en la imagen, decidió dejarse tomar otra instantánea para la posteridad esta vez delante de la fuente del jardín de la Iglesia Nueva cuando aún contaba ésta con una lámpara funcional y en el agua todavía podíamos ver carpas de colores. Como podéis comprobar poco ha cambiado el jardín del templo en estos 37 años que nos separan. Otro recuerdo histórico que arranca desde 1972, como hemos dicho, año en que se inauguró la Iglesia Nueva y que nos ha proporcionado Goya.